jueves, 16 de marzo de 2017


Autoridad  o Auctoritas
Diario de Ávila: por Pilar Álvarez A.  
Un sistema de autoridad es condición necesaria para el desarrollo histórico social del hacer práctico. La autoridad desempeña un importante papel en la edificación social, que ayuda a las amplias masas activamente a la obra en  común. Sin embargo el abuso del ejercicio de autoridad, puede llevar a la ciudadanía a perder la fe en ella. Y en consecuencia en el descontento general de las personas en el sistema -o- organización. En virtud de determinadas acciones sin mérito alguno. Según sea la esfera de influencia, se distingue una autoridad política, moral, científica etc. Hay que hacer hincapié en la diferencia que existe entre la autoridad de los dirigentes, y el culto a la personalidad, o a la ciega subordinación que se convierte en culto a la personalidad. Para conservar la autoridad, es necesario tener en cuenta la opinión pública, no alejarse de las masas, basarse en la experiencia de éstas. La crítica y la autocrítica son la condición que evita la transformación de la autoridad en culto a la personalidad.
La autoridad formal, proviene del poder. El poder surge del reconocimiento colectivo de nuestros actos, y la lealtad se consolida progresivamente ante la consistencia. Y la autoridad moral, de la lealtad de los demás hacia su líder, inspirada por su integridad y congruencia. Hay distintas formas de adquirir el poder, y muchas de ellas no son honestas. Pero sin duda al que tiene el poder, su gente tiene la obligación de obedecerlo. Sin embargo al que tiene la lealtad de su gente, se le obedece voluntariamente y sin dudar, claro que esto último redunda también en poder, pero en el proveniente de la influencia, no en el de la imposición.
Pero hablemos de la expresión Auctoritas, esta aparece en Roma unificada a la función tutelar, así, el tutor poseía la auctoritas, que permitía sumar la voluntad del pupilo completando de tal modo su capacidad. En Derecho romano se entiende por auctoritas una cierta legitimación socialmente reconocida, que procede de un saber y que se otorga a una serie de ciudadanos. Ostenta la auctoritas aquella personalidad o institución, que tiene capacidad moral para emitir una opinión cualificada sobre una decisión. Si bien dicha decisión no es vinculante legalmente, ni puede ser impuesta, tiene un valor de índole “moral muy fuerte”. La fuente de auctoritas fue principalmente el Senado romano allí denominada como Auctoritas Patrum ejerciéndo sobre deliberaciones y decisiones comiciales, sin la cual éstas no alcanzaban un valor legal. En tal sentido, la ley Publialia Plutoms (339 a. C.) transformó en previo el requisito de la Auctorictas. En tales casos, el Senado consideraba la propuesta del Magistrado antes que los Comicios. También tenían la Auctoritas personalidades que no ocupaban cargos de magistratura, como también potestas. Pero durante el Bajo Imperio la auctoritas derivaba directamente del propio Emperador.En definitiva, la Auctoritas Patrum, políticamente, se tradujo en el poder del Senado para controlar el adecuado equilibrio de las decisiones de los Comicios.   
Sacar a relucir como brillantemente el Senado Romano ejercía sus funciones nos tiene que hacer reflexionar mucho, ¿Cómo trabaja nuestro Senado en este siglo XXI? ¿Y nuestros Senadores, merecen el titulo noble, y de moral que significa la expresión Auctoritas? ¿Sin embargo ejerce el poder? Esta enorme contradicción, no ocurre solamente en el ámbito político, sino que también sucede en toda organización institucional social, tanto oficial como privada, que existe no sólo en nuestro país  sino en el mundo. El problema crucial se centra en la pérdida de los valores morales, y el avance de una visión del mundo regido por valores relativos.

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