jueves, 12 de noviembre de 2009

José Luis López Aranguren

 
Después de oír la conferencia sobre este personaje tan ilustre de Castilla y León expuesta por el profesor de la Universidad de Salamanca Pablo García, surgió en mi la inquietud de conocer un poco más a este Abulense de nacimiento, personaje mundial pero sobre todo un ser humano que pensaba decía y hacia de la Ética y la Moral una forma de vida, el Maestro…

Aranguren un pensador esencialmente crítico por talante, profesional del inconformismo y agitador de conciencias por convicción.Siempre inserto y, a la
vez,incómodo en su contemporaneidad, se le ha considerado exponente esclarecido
de la España democrática, exigencia y necesidad social de un mundo falseado y corrompido,e incluso, como el pensador más influyente en la España de los últimos cuarenta años. Este hombre de quien Pedro Laín destacó los cuatro rasgos
de la sutileza, la independencia, la ironía y la bondad, verdaderamente constituye en nuestro país un buen ejemplo de crítica moral y social siempre exenta de compromisos específicos.

Su participación en los momentos más crítica y difícil de los años del franquismo y de la posterior democracia le convirtió en testigo activo de las situaciones y temas más vigentes y comprometidos. Puede afirmarse que la mayor parte de su obra es producto de una rebeldía contra un ambiente y unas circunstancias.

Sólo cuando se piensa en lo que fueron los primeros años de la dictadura franquista y en las actitudes profundamente retrógradas de la misma hacia la cultura, se sitúa la obra de Aranguren en el contexto sociopolítico que explica ese fondo de inconformismo permanente y radical que tiñe toda su actitud y que impregna de arriba abajo su acción intelectual.

Como la de otros intelectuales de la época, su obra se ha ido forjando en permanente diálogo con la circunstancia española. Esto no quiere decir, en modo alguno, que se trate de apostillas o comentarios circunstanciales, puesto que siempre de sus escritos se deduce un pensamiento arraigado en el que vida y pensamiento forman una trabazón indisoluble. Como él mismo ha precisado. La vida es fluencia, cambio, movilidad, ser fiel a la vida requiere pues, una cierta 'infidelidad', en cuanto lo contrario de fijación, cambiar con la vida, aprendiendo continuamente de ella y de los otros, especialmente de los más jóvenes, estarse liberando constantemente de las viejas ataduras, para ayudar a los demás a ser creadoramente libres.

Aranguren mantuvo siempre un rechazo por las vanidades del poder así como una piadosa tolerancia por los partidos políticos y los políticos en general. Basta pensar en el hecho de que tras cuarenta años sin vendimia electoral, como él la denominó, cuando por fin se produjo ésta, hablase de ellos como, un mal inevitable.

Su actitud es de radical inconformismo, de infidelidad hasta con la propia biografía. Yo soy un poco infiel a mí mismo. Pienso que es más importante la fidelidad al tiempo que la fidelidad a uno mismo.

Aunque Aranguren no pretendiera formar discípulos en sentido estricto, con su magisterio a través de las lecciones actuó como un auténtico maestro, pues consiguió transmitir un modo de vida, una actitud ante la existencia. La enorme influencia que ha ejercido sobre generaciones más jóvenes de la filosofía española hay que comprenderla no tanto en un sentido doctrinal, como en un sentido «socrático».
Es un hecho, pues, que sin constituir escuela, ni ser jefe de ninguna de ellas, Aranguren está presente como iniciador y promotor de muchos de los grupos que se han dedicado a la filosofía a partir de su instalación en la cátedra.

Los intelectuales españoles no han asumido la misma tarea ni contado con el mismo protagonismo en uno u otro momento histórico porque el permanente y continuo cambio de las circunstancias, muy desfavorable para muchos a partir del 36, provocó que la producción de ideas se encontrara siempre sujeta a unos determinados condicionantes.
Esta versatilidad permite comprender que una misma persona sea, en realidad, distintos personajes según el momento en que se inscribe. Un claro ejemplo de ello es Aranguren, quien si en su primera etapa muestra un talante profundamente religioso, años más tarde, manifestaría un creciente interés por los temas éticos, hasta convertirse, en su última etapa de pensamiento, en un profundo y riguroso pensador socio-político.

De todos es conocido que se trata de un personaje en constante evolución. Él mismo, en numerosas ocasiones, así lo ha reconocido. Me doy perfecta cuenta de mis cambios, de que no soy lo mismo que hace veinte años. Pero también me doy cuenta de que sigo siendo el mismo, de que, pese a la evidente evolución, no ha habido en mí solución de continuidad, de que, en lo más profundo, he sido fiel intelectualmente a mí mismo. El cambio, que naturalmente ha repercutido en mí, ha procedido originariamente de la realidad misma, del contexto filosófico general y del contexto sociopolítico español.

He escrito siempre sobre la cambiante realidad española, procurando atenerme a ella, aun al precio -pagado con gusto- de cambiar yo mismo con ella. A ello hay que añadir su resistencia a modificar lo ya impreso, teniendo en cuenta que para él la obra de un escritor ha de ser su autobiografía intelectual.

Aranguren escribe la forma de los escritos, según las épocas de la vida, puede decirnos mucho sobre su autor, en cuanto a sus preocupaciones y la evolución de sus preocupaciones, no sólo las estrictamente intelectuales, sino también las humanas en general, y sobre si esas preocupaciones son individualmente suyas, o compartidas, comunes a muchos de sus contemporáneos. Por ello, intentar cambiar la vida decantada en obra es, diría yo, como hacerse trampas a sí mismo.

El mismo Aranguren ha reconocido haber realizado una múltiple función a lo largo de su vida, acción católica, acción universitaria, acción moral y acción social. Esta cuádruple acción transcurre sucesivamente a través de las cuatro etapas mencionadas. En la primera etapa parte de un catolicismo tradicional, contra reformista, que somete a revisión, tratando de acercar a los católicos un modo secular y no confesional de instalación en el mundo. En la segunda etapa sus investigaciones tienen un tono más académico sí, pero muy influyente en la sociedad y, principalmente, pasa a estudiar en profundidad la ética y la moral en sentido amplio con vistas a un público prioritariamente universitario. En la tercera etapa, consciente de la desdichada situación política y social que sufría España, se sintió en la obligación de pasar de las reflexiones teóricas al compromiso moral concreto. Se produce, el «segundo rejuvenecimiento» por el estrecho contacto que tuvo, por aquel entonces, con la juventud. Por último, en la cuarta etapa, consecuente con su papel de intelectual, se erige en «conciencia crítica de la sociedad», ya no se dirige a un tipo de lector específico, sino al público en general, a través de aquellos medios de comunicación social que tienen una incidencia más directa sobre el gran público, el artículo periodístico y la conferencia.

Cabe decir, teniendo en cuenta estas cuatro etapas, que la obra de Aranguren tiende hacia la secularización, por ser precisamente ésta el sentir objetivo de la época actual.

Por consiguiente a la hora de adentrarse en el estudio del Profesor abulense, resulta necesario enmarcar, siquiera sea sumariamente, su extensa y rica obra objetiva en su biografía personal. Toda filosofía aparece siempre inscrita en una determinada situación histórica e histórico-filosófica. Pues como nuestro autor ha escrito en la «Nota previa» a La ética de Ortega: «Una obra filosófica no es nunca un orbe cerrado que pueda ser estudiado haciendo abstracción de la circunstancia histórica en que ha surgido, de los sistemas que en ella han influido positivamente y aquellos otros frente a los cuales se ha levantado, así como de los esfuerzos filosóficos cumplidos paralelamente en el orden cronológico. Es más, en su opinión, resulta imposible encerrar la vida en un archivador o fichero que determine nuestra personalidad en un entorno fijo, necesitaríamos más bien servirnos de un caleidoscopio que nos diese una imagen múltiple, cambiante y móvil. Podemos -y no podemos evitar hacerlo- hilvanar esas cambiantes imágenes de uno mismo. Pero hilvanar es sujetar provisionalmente con un hilván, y no coser. Si cosemos nuestra vida, le imponemos una, identidad, y despachamos así, poco reflexivamente, el problema en que ésta consiste.

José Luis López-Aranguren Jiménez ,Ávila, España, 9 de junio de 1909 - Madrid, España, 17 de abril de 1996.Filósofo español. Discípulo de D'Ors (de cuya filosofía publicó un estudio en 1945) y católico peculiar (trató del protestantismo en sendas obras de 1952 y de 1954), fue catedrático de ética en la Universidad de Madrid (1955-1965). De esta época destacan La ética de Ortega (1958), Ética y política (1963) y Moral y sociedad (1966). Depuesto por motivos políticos, alternó la docencia en EE UU con conferencias en España, hasta que, en 1976, se le repuso en su cátedra. Sus otras obras se centran en la relación entre ética y sociedad y en la crisis de identidad del presente: La comunicación humana (1968), Moralidades de hoy y de mañana (1973), Contralectura del catolicismo (1978), Sobre imagen, identidad y heterodoxia (1981), Propuestas morales (1985), Moral de la vida cotidiana, personal y religiosa (1987), Ética de la felicidad y otros lenguajes (1988), y La vejez como autorrealización personal y social (1992). En 1995 fue galardonado con el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Investigación hecha sobre el analisis de,
Cristina Hermida del Llano
Madrid

6 comentarios:

Pluma Roja dijo...

Interesante e ilustrativa tu entrada. Felicitaciones.

Un beso amiga. Hasta pronto

Haia dijo...

Gracias querida amiga por tus lindas frases hacia el artículo
Pasare por tu blog para visitarte
Besos UCUYAYA...

Haia dijo...

Gracias querida amiga por tus lindas frases hacia el artículo
Pasare por tu blog para visitarte
Besos UCUYAYA...

wilson artigas faval melo dijo...

muy importante tener un espacio como el tuyo, interesante para quienes gustamos del tema.Gracias por tu vicita a mis blogs, siempre tendre un chimarrão y un vino tinto para esperarte, vuelve siempre.
wilsonfavalm@gmeil.com

la guardiana dijo...

Uno de los grandes filósofos de este país, que supo ver el mecanismo de la masa y la deshumanizada sociedad en que la empatía solo es una palabra...Un gran heterodoxo y con un pensamiento ético fascinante
Un abrazo

la guardiana dijo...

Uno de los grandes filósofos de este país, que supo ver el mecanismo de la masa y la deshumanizada sociedad en que la empatía solo es una palabra...Un gran heterodoxo y con un pensamiento ético fascinante
Un abrazo