La soledad de hoy:
Columna de Opinión.
Diario de Ávila
Por: Pilar Álvarez
¿Cómo
se sobrevivió anteriormente a la soledad?, los asentamientos humanos apenas
hacían un recorrido de diez kilómetros a la redonda desde su entorno, y la
soledad solo la sentían cuando perdía su propio centro, donde todo se
remolinaba a su alrededor. Si se alejaba era entonces donde el individuo se
sentía solo consigo mismo, y esa soledad acompañada de la libertad que se
tomaba en el alejamiento, fue donde descubrió que podía ser causa de sí mismo. Debería pensar en sus actos, reflexionar, y crear
desde su propio desarrollo.
Pero
si los sentimientos hubieran precedido a todo esto, como sería lógico, el gran
sinsabor primero del individuo, hubiera sido la soledad, por la ausencia de
aquello en lo que creía, sentía y amaba. Mas el sentimiento humano surgió, y
acompañado de la empatía, fue y es, el acicate principal del comportamiento
humano social, evitando con ello la agresividad, y formando por lo contrario, la buena convivencia dentro de un orden social.
Pero la especie
humana prefiere, en general, no convivir demasiado junta. Precisamente, lo peor
de la cotidianidad de las abejas procede de su obligatoria, eterna y hacinada
colaboración. Nada parecido al orden de los seres humanos, que encuentran en la
soledad una ocasión de lavado y salud precisas. El mundo avanza de esta manera
como en un frente de infinitas relaciones ligeras. Vivimos o navegamos, y en
lugar de llegar hasta el fondo del otro.
Crece la conexión y
hasta la implicación, pero no los compromisos fuertes ni los extrañamientos
hondos. De la misma manera que el saber actual es más superficial que profundo,
la relación con las personas a través de la Red conforma un modelo ha su imagen
y semejanza.
¿De qué nos sirve tanta globalización, tanta
tecnología para que estemos más conectados que nunca, si nos sentimos más solos que nunca? ¿Y es que dentro de nosotros hay
un deseo que no se ha satisfecho? ¿Hay una soledad muy difícil de superar y que
a la vez es desgarradora estar solos en compañía? ¿En esa compañía casi
impuesta por un sinfín de condicionamientos y para siempre, que lo único que
funciona en ella es la hipocresía y el mal comportamiento según otros? ¿Pero es
soledad disfrazada? Que gasta la vida día, a día, sin que tengamos quizás, “la libertad de sentirnos triste”. Pero
este universo de contactos innumerables seguirá a través de la Red, con
más gentes sin tener que sufrir la penalidad de su aliento, y sin su extraño o
atosigante tufo.
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