lunes, 17 de febrero de 2014


Lo social
Columna de opinión
diario de Ávila  
Por Pilar Álvarez
La parafernalia
Otra vez los grandes almacenes nos tomaron el pelo, con lo de San Valentín, pocos conocemos su verdadera historia con claridad. Hacia el siglo III ejercía como sacerdote en Roma, gobernada en aquel entonces por el Emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión, los solteros sin familia eran mejores soldados ya que tenían menos ataduras. El sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al Emperador celebrando en secreto matrimonios para jóvenes enamorados, de ahí se ha popularizado que San Valentín sea el patrón de los enamorados. Pero no me voy a extender más sobre este Santo al cual la Iglesia Católica desde 1969 eliminó su festividad, como también fue eliminada esta fecha del calendario litúrgico.

En este siglo  XXI la festividad aunque siga ligada a los  enamorados, estos en su mayoría desconocen quien era este Santo, pues  tanto los grandes almacenes como toda la parafernalia existente a su alrededor, va por otros derroteros,” el consumo  sin hacer alusión al Santo, ni  al significado profundo y serio como es el del amor. Algo tan necesario en este momento donde el importismo en nuestra sociedad va en aumento. Hoy más que en décadas pasadas  encontramos corazones sensibles y solitarios, hambrientos de un amor sincero. Debemos ser tenaces y constantes en adoptar el camino del amor como progreso, tanto comunitario-global, como individual, y no porque el 14 de febrero nos lo recuerden precisamente los especuladores, que se  aprovechan de esta fecha, sino porque el amor nos brinda la oportunidad de disfrutar de la aventura de explorar y descubrir lo que guarda más  allá de sus mascaras y defensas el ser humano, y contemplar con ternura sus más profundos sentimientos, sus temores, sus carencias, así como sus esperanzas y alegrías, su dolor y sus anhelos, y unirnos a él.

 El amor es un sentimiento hacia otra persona, que naturalmente nos atrae y que produce  reciprocidad en el deseo de unión, nos alegra y da energía para vivir y crear. En el contexto filosófico, el amor es una virtud que representa toda la bondad, compasión y afecto del ser humano; el amor religioso trasciende del sentimiento y pasa a considerarse la manifestación de un estado de la mente o del alma, identificada en algunas religiones con Dios mismo y con la fuerza que mantiene unido el universo.

Para algunos el amor es una serie de reacciones en cadena que provocan exaltaciones físicas y fisiológicas, para otros, simplemente no existe, es una mera ilusión que se desvanece con el tiempo y no perdura, algo momentáneo nacido de un lindo momento. Para mí el amor es un sentimiento que no se puede tocar, que provoca las más bellas frases en poesía, que proviene del alma y por esta razón lo consideró como fuente de vida misma. Si reflexionamos un poco, encontraríamos miles de pensamientos y sentimientos acerca del amor, considerado sentimiento único en diferentes manifestaciones:  hacia los objetos, hacia Dios, hacia la familia, hacia la pareja…. La representación más común del amor es el que se profesan un hombre y una mujer, como bien entendía San Valentín, por eso lo consagraba  en matrimonio. Es uno de los más bellos sentimientos cuando es verdadero, es vivir cada instante como si fuese el último que puedas compartir con el otro, haciendo que lo cotidiano sea siempre una creación distinta y milagrosa, como una sinfonía a  dos.

 

 

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