domingo, 3 de noviembre de 2013

La empatia necesaria en nuestra sociedad

Columna de Opinión
Diario de Ávila
Por: Pilar Álvarez  

Las costumbres de la sociedad  han ido cambiando  y, con ellas  la forma de vivir y no todo ha sido para bien. El ser humano  tiene que ir constantemente tomando posiciones ante sus necesidades, ante los retos que imponen ciertas políticas, tanto laborales como sociales, procurando con ello una subsistencia digna para él y su familia, sin perder el rumbo para seguir proyectándose en la vida con principios y valores éticos.

Lo cierto es,  que a medida que avanzamos en nuestra andadura nos vamos dando  cuenta de la individualidad de cada uno, de nuestra propia  soledad  que a lo largo de nuestra vida nos acompaña. También de que esta palabra, soledad cada día va tomando más fuerza en nuestra sociedad. Podemos estar rodeados de familia de amigos, de conocidos… pero la soledad del ser humano está ahí presente y más concretamente en nuestros mayores, algo que  cada vez es más evidente.

Todo ha cambiado, porque ha cambiado el modelo de vida, y  los roles compartidos son hoy  esas familias que corren a todos los sitios sin tiempo para reflexionar ante tantas expectativas que se les presentan, eso sí, por exigencias del propio sistema. Las familias viven dispersas, los hijos estudian en otra ciudad o país y se quedan a vivir allí, el número de hijos ha disminuido, tenemos menos tiempo para nosotros, para nuestra familia, para nuestros hijos, y también para ocuparnos de nuestros mayores, tema principal del que hablamos.

Los psicólogos muy a menudo, atienden a pacientes mayores cuyo único problema es la soledad en la que se encuentran, y lo único que buscan es alguien que les escuche dentro de su propia sociedad, no importa si la persona vive sola, que es más agravante, o en compañía, el caso es que nuestros mayores,  en este siglo XXI cada día se sienten  más solos y más desamparados. Todos  estos cambios han propiciado el sentimiento de soledad y desamparo en el que ellos mismos sienten que se encuentran.

 La verdad es que vivimos en una sociedad que ha hecho grandes conquistas y ha avanzado en grandes logros, aunque también ha ido dejando en la andadura  otros muchos valores que un buen número de ciudadanos añoramos. Antes se fomentaba el respeto a los mayores, se les cuidaba y pasaban los años que les quedaban de vida entre sus familiares, en raras ocasiones se les ingresaba en una residencia, salvo que carecieran de familia, e incluso en estos casos los sobrinos o vecinos cuidaban de ellos. Las residencias privadas eran escasas e incluso me atrevería a decir que brillaban por su ausencia, y las públicas prácticamente ni existían.

Veo con frecuencia como después de ingresar en alguna residencia de nuestra localidad, nuestros mayores pasean solos, reflexionan solos, he incluso esta soledad les vuelve hostiles, para ser buenos residentes en dichos centros. Pierden bastante interés por todo lo social, recordando solo aquella cotidianidad donde formaban parte integral de la familia, entonces volvemos a recordar que el ser humano tiene que ir constantemente tomando posiciones en distintas circunstancias  dignas para él, y por  el bien de su familia y ahí está la soledad más dolorosa hecha con generosidad.

Claro que muchos mayores disfrutan de estar con los suyos, pero me da la impresión que son los menos. Me llena de gozo cuando veo los bancos de la plaza Santa Teresa y de los distintos parques de Ávila, así como distintos centros de día  llenos de nuestros mayores, donde el dialogo constante es la familia, las penas y alegrías de ese hogar de donde él se siente parte, y de donde deber de recibir amor.

Debemos agradecer a esas personas que  voluntariamente toman conciencia de dicha soledad y otras tantas, de manea altruista, acompañan a nuestros mayores en muchos momentos, por lo que, desde aquí animo a cuantas personas quieran estar con un mayor, ¡Va a sentir una experiencia de lo más gratificante! ejerciendo la empatía, esa  capacidad de ponernos en el lugar del otro, e intentar comprender lo que siente, lo que sufre. Hagamos uso de ella y procuremos captar lo que ellos sienten. Porque nuestro  destino puede ser también ir hacia esa situación.

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