Columna de Opinión
Diario de Ávila
Por: Pilar Álvarez
Diario de Ávila
Por: Pilar Álvarez
Las costumbres de la sociedad han ido cambiando y, con ellas
la forma de vivir y no todo ha sido para bien. El ser humano tiene que ir constantemente tomando
posiciones ante sus necesidades, ante los retos que imponen ciertas políticas,
tanto laborales como sociales, procurando con ello una subsistencia digna para
él y su familia, sin perder el rumbo para seguir proyectándose en la vida con
principios y valores éticos.
Lo cierto es,
que a medida que avanzamos en nuestra andadura nos vamos dando cuenta de la individualidad de cada uno, de
nuestra propia soledad que a lo largo de nuestra vida nos acompaña. También
de que esta palabra, soledad cada día va tomando más fuerza en nuestra sociedad.
Podemos estar rodeados de familia de amigos, de conocidos… pero la soledad del
ser humano está ahí presente y más concretamente en nuestros mayores, algo
que cada vez es más evidente.
Todo ha cambiado, porque ha cambiado el
modelo de vida, y los roles compartidos
son hoy esas familias que corren a todos
los sitios sin tiempo para reflexionar ante tantas expectativas que se les
presentan, eso sí, por exigencias del propio sistema. Las familias viven dispersas,
los hijos estudian en otra ciudad o país y se quedan a vivir allí, el número de
hijos ha disminuido, tenemos menos tiempo para nosotros, para nuestra familia,
para nuestros hijos, y también para ocuparnos de nuestros mayores, tema
principal del que hablamos.
Los psicólogos muy a menudo, atienden a
pacientes mayores cuyo único problema es la soledad en la que se encuentran, y
lo único que buscan es alguien que les escuche dentro de su propia sociedad, no
importa si la persona vive sola, que es más agravante, o en compañía, el caso
es que nuestros mayores, en este siglo
XXI cada día se sienten más solos y más
desamparados. Todos estos cambios han
propiciado el sentimiento de soledad y desamparo en el que ellos mismos sienten
que se encuentran.
La verdad es que
vivimos en una sociedad que ha hecho grandes conquistas y ha avanzado en
grandes logros, aunque también ha ido dejando en la andadura otros muchos valores que un buen número de
ciudadanos añoramos. Antes se fomentaba el respeto a los mayores, se les
cuidaba y pasaban los años que les quedaban de vida entre sus familiares, en
raras ocasiones se les ingresaba en una residencia, salvo que carecieran de
familia, e incluso en estos casos los sobrinos o vecinos cuidaban de ellos. Las
residencias privadas eran escasas e incluso me atrevería a decir que brillaban
por su ausencia, y las públicas prácticamente ni existían.
Veo con frecuencia como después de ingresar
en alguna residencia de nuestra localidad, nuestros mayores pasean solos,
reflexionan solos, he incluso esta soledad les vuelve hostiles, para ser buenos
residentes en dichos centros. Pierden bastante interés por todo lo social,
recordando solo aquella cotidianidad donde formaban parte integral de la
familia, entonces volvemos a recordar que el ser humano tiene que ir
constantemente tomando posiciones en distintas circunstancias dignas para él, y por el bien de su familia y ahí está la soledad
más dolorosa hecha con generosidad.
Claro que muchos mayores disfrutan de estar
con los suyos, pero me da la impresión que son los menos. Me llena de gozo cuando
veo los bancos de la plaza Santa Teresa y de los distintos parques de Ávila, así
como distintos centros de día llenos de nuestros
mayores, donde el dialogo constante es la familia, las penas y alegrías de ese
hogar de donde él se siente parte, y de donde deber de recibir amor.
Debemos
agradecer a esas personas que voluntariamente toman conciencia de dicha
soledad y otras tantas, de manea altruista, acompañan a nuestros mayores en
muchos momentos, por lo que, desde aquí animo a cuantas personas quieran estar
con un mayor, ¡Va a sentir una experiencia de lo más gratificante! ejerciendo
la empatía, esa capacidad de ponernos en el lugar del otro, e intentar
comprender lo que siente, lo que sufre. Hagamos uso de ella y procuremos captar
lo que ellos sienten. Porque nuestro
destino puede ser también ir hacia esa situación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario