Columna de Opinión
Diario de Ávila
Por: Pilar Álvarez
Diario de Ávila
Por: Pilar Álvarez
El desorden social es una
realidad, donde la injusticia es una
constatación inapelable. El ejercicio de nuestra conciencia esta sin realizar, no ha despertado, y la
lentitud va dejando huella en nuestra sociedad necesitada de acción.
¿Qué podemos hacer?
Como podemos dentro de nuestros
límites como ciudadanos colectivos actuar sin crear violencia; no creemos en la
superioridad por nacimiento, pero entendemos las desigualdades que genera el
juego social y económico. A pesar de nuestra buena intención, y bajo el
propósito de no consentir dichas injusticias, seguimos contemplando y asintiendo en la sociedad actual con dolor,
la desigualdad con la que viven nuestros semejantes. Volviéndonos personas
indolentes con un quemeimportismo irremediable, sin lo más
esencial del ser, la ética, la moral, y
el civismo social, generando sin estos valores, un individualismo de los deseos
propios opuesto al bien común. Con lo cual
hace del individuo su centro,
solo asociado a su interés, y estilo de vida, sin una filosofía ética humanista.
¿Quién es un ciudadano?
Es
aquella persona que no solo tiene
derechos civiles, derechos políticos sino también derechos sociales. Y es injusto, todo lo que sea inhumano, así como
todo lo que perjudique a uno, o a muchos, es injusto en toda circunstancia.
Por otra parte tenemos la
sociedad más igualitaria que nunca ha existido, pero sigue siendo menos
igualitaria que nos gustaría, y sobre todo que nadie eludiera la justicia, pero
la capacidad de burlarla sigue marcando diferencias.
El tema de la desigualdad e
injusticia social ha sido central en la historia del pensamiento humano, los
conceptos y definición de la idea de justicia tienen relación con el devenir
histórico, así por ejemplo si pensamos cual pudo haber sido la idea de justicia
en el hombre primitivo, tendríamos que asociarlo con una idea de lo que pudiera
ser conveniente, útil o peligroso para ese grupo, donde era difícil detenerse a
pensar, si una acción determinada era justa o injusta.
Los
temas sociales se nos representan como obras de teatro, la vida como escenario,
y muchas veces solo vemos entre bambalinas, las propias injusticias, pero de
pronto sin previo aviso, una mano nos empuja y nos sorprendemos en el centro
del escenario, y estamos obligados intervenir.
El
ser humano sin esfuerzo e implicación social, no proyecta su pensamiento
filosófico donde la ética debe tener el puesto más relevante, la práctica de
reflexionar sobre lo que deberíamos hacer, y, los motivos, y por lo que debemos
hacerlo, deben estar ya presente en este siglo XXI. Entre
los temas que interesan a la Justicia Social, se encuentran la Igualdad Social,
la Igualdad de oportunidades, el Estado de bienestar, la cuestión de la
pobreza, la distribución de la renta, los derechos laborales y sindicales, etc.
En 2007, las Naciones Unidas proclamaron el 20 de febrero de cada año, como Día
Mundial de la Justicia Social.
La Justicia es un ideal de
distribución y de equilibrio de difícil realización, en donde debemos
implicarnos incorporando las cualidades del ser, en un equilibrio armónico que tiendan a la búsqueda de la
felicidad, tanto individual como social. Sabemos que no somos omnipotentes, no nos ha sido dado el poder de hacer y deshacer ha voluntad, por tal motivo debemos interpretar bien la Justicia Social con ética.
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