En el
largo sendero de nuestro aprendizaje y experiencias iniciativas vamos
alcanzando la integración de todos nuestros saberes y descubrimientos de tal
modo que ganamos certezas en la revelación de nuestra propia y real
identidad.
Como seres humanos tenemos, por naturaleza esencial, la virtud de manifestar un constante proceso de transformación para realizarnos con el despliegue de todos nuestros potenciales.
Como Maestros de Luz, alcanzando la conciencia clara de nuestros propios divinos poderes, activar nuestra identidad como Maestros de Luz encarnados, es una elección para asumir un don de Amor Incondicional y facilitar, como grandes baterías cargadas de un noble Poder, el nacimiento de nuevos Universos. Cada ser en el planeta tierra es libre de optar por volver su mirada hacia el GADU y sostener la voluntad de transformarse en un infinito manantial de Luz, Belleza, Paz, Abundancia y Felicidad.
Como seres humanos tenemos, por naturaleza esencial, la virtud de manifestar un constante proceso de transformación para realizarnos con el despliegue de todos nuestros potenciales.
Cuanto
más conscientes somos de nosotros mismos y de todos nuestros legítimos poderes,
más natural nos resulta expresarnos en crecientes niveles de Libertad,
Igualdad, Amor y Unidad con el Universo que habitamos.
Al
ser Maestros dentro de nosotros mismos, cada una de nuestras
manifestaciones se torna un gran beneficio para uno u para todos los que nos
rodean.
Gozamos
del suficiente poder para despertar y expresar nuestra Maestría en la
soberanía de nuestra propia conciencia, y todos nosotros sin excepción
somos Maestros de Luz, Amor y Perfección. Vamos desarrollando destreza y
Maestría en la superación, procurando ascender a lo divino. En nuestra célula
original maestra, llevamos latente el conocimiento del universo, las
vibraciones de nuestra alma irrepetible e intransferible, el poder para diseñar
y manifestar un vehículo de experiencias terrestres (cuerpo físico, cuerpo de
chakras, cuerpo emocional y cuerpo mental) y la capacidad para ir
transformándolo a lo largo del transcurso evolutivo, a fin de realizar
concretamente nuestra esencia espiritual.
El
desafío fundamental es transferir al mundo tangible toda esa información para
ir entrenando el uso adecuado de lo que constituyen nuestros grandes poderes.
Poder de creación y manifestación, Poder de comunicación y proyección, y
Poder de auto sanación.
Más
allá del lenguaje de las palabras y de los gestos corporales, como seres
humanos gozamos del don de comunicar y expresar a través del espíritu, eso es
proyectarnos vibratoriamente para comunicarnos y unirnos con todas las formas
de vida y en todas las dimensiones del Ser. Esto hace que nos sea posible auto
transformarnos ilimitadamente para descubrir otros espacios,
otros planos de conciencia, otros aspectos luminosos de nuestro ser.
Como Maestros de Luz, alcanzando la conciencia clara de nuestros propios divinos poderes, activar nuestra identidad como Maestros de Luz encarnados, es una elección para asumir un don de Amor Incondicional y facilitar, como grandes baterías cargadas de un noble Poder, el nacimiento de nuevos Universos. Cada ser en el planeta tierra es libre de optar por volver su mirada hacia el GADU y sostener la voluntad de transformarse en un infinito manantial de Luz, Belleza, Paz, Abundancia y Felicidad.
Todo
empieza en la mente, como uno piensa que es, así es, todo lo que uno desea
será, si uno lo quiere, empieza en una idea que va adquiriendo forma por la
fuerza del Amor que se coloca hasta materializarse, por eso es muy importante
lo que pensamos.
Los
pensamientos adquieren forma, en lo exterior se manifestarán como salud,
bienestar, trabajo, optimismo, felicidad ó enfermedad, malestar, obstáculos,
pesimismos, tristeza, desgracia, según sean esos pensamientos positivos o
negativos; es decir, el único responsable de lo que te sucede es uno mismo, uno
es causa de todo lo que nos acontece, depende del ambiente mental que hemos
creado y que vivimos.
Vivimos
en un Universo Mental, en el cual todo lo que se llega a creer se manifestará
como la propia realidad.
Hemos
de abandonar la idea de que somos víctimas de nuestro destino y hemos de
empezar a aceptar que todo lo que nos ocurre lo estamos eligiendo. Muchas de
estas elecciones se dan en tan sólo fracciones de segundo y se depositan en
nuestra mente inconsciente, donde germinan y luego se manifiestan.
Podemos
crear nuevos pensamientos, aceptar nuevas ideas y diseñar un porvenir mucho más
conveniente y favorable. En ello reside la importancia de conocer los
principios universales. Este conocimiento da la habilidad de crear el
destino feliz que se anhela aunque el pasado no lo haya sido. Existe un
principio universal que enseña que “Las leyes superiores se imponen sobre las
inferiores”. Esto significa que en la medida en que mejoramos la vida personal,
mejoráramos la vida de todos los que nos rodean. Cambiando nuestros
pensamientos y mejorando nuestra propia energía interna es como mejora nuestra
vida.
Para
lograr la manifestación de un deseo es necesario utilizarlas se debe pronunciar
con palabras lo que se quiere; se debe visualizar el resultado y finalmente se
debe sentir lo que se siente al haber logrado el deseo.
Una
afirmación es una oración hecha en el tiempo presente y de manera positiva, en
la cual se describe aquello que se desea hacer realidad. La afirmación se
utiliza para sembrar una idea nueva en nuestra conciencia. El primer paso es
poner la idea en palabras y, luego repetirla constantemente hasta
familiarizarse con ella. Para que sean realmente efectiva, se debe repetir con
entusiasmo y convicción.
A
diferencia de las afirmaciones, el decreto se hace utilizando una idea que ya
está firmemente arraigada en nuestra conciencia; además, tiene una gran carga
emocional y un nivel muy alto de fe. El decreto es rotundo y no da lugar a
ningún tipo de dudas. Frente a un problema determinado, se puede decretar: “La
solución más perfecta y armoniosa para este problema se manifiesta ahora
mismo”. Luego se agradece y no se habla más del asunto, tan solo se actúa para
mejorarlo. Uno debe confiar plenamente en que el Universo colaborara en la
solución más adecuada. Uno sabe que el GADU, como Sabiduría Perfecta, otorga absolutamente
todo lo positivo que deseamos y nuestra única tarea es trabajar en esa
dirección y aceptarlo.
Si
una persona no puede llegar a ver o visualizar aquello que desea, entonces eso
nunca se manifestara. Para materializar un deseo, se debe utilizar todo el
poder imaginativo a fin de concebirlo en la mente con todos sus detalles. Deben
visualizarse la forma, el color, la textura y todos los detalles que hacen a la
imagen del deseo realizado. Prolongar la imaginación es un buen ejercicio
mental. Imaginar lo máximo que se puede llegar a ser en esta vida. Juega con tu
mente y piensa a lo grande. La imaginación por sí sola no produce resultados. A
la imagen visualizada se le debe agregar el componente principal, la creencia
de que es posible.
Ser
maestro de uno mismo es lograr un cambio evolucionado de conciencia, que nos
permite entender y ser conscientes que la vida no es algo predeterminado de formas
rígidas que nos toca enfrentar, sino el resultado de nuestros propios
movimientos a partir de nuestras certezas, dudas, miedos, y creencias.
Una
nueva conciencia que nos lleva a encontrar aquella verdad esencial, la que
reside en nuestro corazón. Esta nueva conciencia consiste en tener la valentía
de creer en uno mismo antes que en cualquier otra cosa, porque en un corazón
empoderado y libre de sesgos limitantes, se puede encontrar el reflejo puro de
nuestro Origen. En toda semilla está la promesa de miles de bosques. Pero la
semilla no debe ser acaparada, ella debe dar su inteligencia al suelo fértil. A
través de su acción de dar, su energía invisible fluye para convertirse en una
manifestación material. Por eso el acto de dar debe ser alegre, la actitud
mental debe ser tal que se sienta alegría en el acto mismo de dar, porque el
trabajo del Maestro es DAR, DAR y DAR.
He
dicho.
V:.M:. Sim.
Hipatia
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