sábado, 27 de abril de 2013

El Maestro personal


En el largo sendero de nuestro aprendizaje y experiencias iniciativas vamos alcanzando la integración de todos nuestros saberes y descubrimientos de tal modo que  ganamos certezas en la revelación de nuestra propia y real identidad.

Como seres humanos tenemos, por naturaleza esencial, la virtud de manifestar un constante proceso de transformación para realizarnos con el despliegue de todos nuestros potenciales.

Cuanto más conscientes somos de nosotros mismos y de todos nuestros legítimos poderes, más natural nos resulta expresarnos en crecientes  y niveles de Libertad, Igualdad, Amor y Unidad con el Universo que habitamos.
 
Al ser Maestros dentro de nosotros mismos,  cada una de nuestras manifestaciones se torna un gran beneficio para uno u para todos los que nos rodean.
Gozamos del suficiente poder para despertar y expresar nuestra  Maestría en la soberanía de nuestra  propia conciencia, y todos nosotros sin excepción somos Maestros de Luz, Amor y Perfección. Vamos desarrollando destreza y Maestría en la superación, procurando ascender a lo divino. En nuestra célula original maestra, llevamos latente el conocimiento del universo, las vibraciones de nuestra alma irrepetible e intransferible, el poder para diseñar y manifestar un vehículo de experiencias terrestres (cuerpo físico, cuerpo de chakras, cuerpo emocional y cuerpo mental) y la capacidad para ir transformándolo a lo largo del transcurso evolutivo, a fin de realizar concretamente nuestra esencia espiritual.
 
El desafío fundamental es transferir al mundo tangible toda esa información para ir entrenando el uso adecuado de lo que constituyen nuestros grandes poderes. Poder de creación y manifestación, Poder de  comunicación y proyección, y Poder de  auto sanación.
 
Más allá del lenguaje de las palabras y de los gestos corporales, como seres humanos gozamos del don de comunicar y expresar a través del espíritu, eso es proyectarnos vibratoriamente para comunicarnos y unirnos con todas las formas de vida y en todas las dimensiones del Ser. Esto hace que nos sea posible auto transformarnos ilimitadamente para descubrir otros espacios, otros planos de conciencia, otros aspectos luminosos de nuestro ser.

Como Maestros de Luz, alcanzando la conciencia clara de nuestros propios divinos poderes, activar nuestra identidad como Maestros de Luz encarnados, es una elección para asumir un don de Amor Incondicional y facilitar, como grandes baterías cargadas de un noble Poder, el nacimiento de nuevos Universos. Cada ser en el planeta tierra es libre de optar por volver su mirada hacia el GADU y sostener la voluntad de transformarse en un infinito manantial de Luz, Belleza, Paz, Abundancia y Felicidad.
 
Todo empieza en la mente, como uno piensa que es, así es, todo lo que uno desea será, si uno lo quiere, empieza en una idea que va adquiriendo forma por la fuerza del Amor que se coloca hasta materializarse, por eso es muy importante lo que pensamos.
 
Los pensamientos adquieren forma, en lo exterior se manifestarán como salud, bienestar, trabajo, optimismo, felicidad ó enfermedad, malestar, obstáculos, pesimismos, tristeza, desgracia, según sean esos pensamientos positivos o negativos; es decir, el único responsable de lo que te sucede es uno mismo, uno es causa de todo lo que nos acontece, depende del ambiente mental que hemos creado y que vivimos.
 
Vivimos en un Universo Mental, en el cual todo lo que se llega a creer se manifestará como la propia realidad.
 
Hemos de abandonar la idea de que somos víctimas de nuestro destino y hemos de empezar a aceptar que todo lo que nos ocurre lo estamos eligiendo. Muchas de estas elecciones se dan en tan sólo fracciones de segundo y se depositan en nuestra mente inconsciente, donde germinan y luego se manifiestan.
 
Podemos crear nuevos pensamientos, aceptar nuevas ideas y diseñar un porvenir mucho más conveniente y favorable. En ello reside la importancia de conocer los principios universales. Este conocimiento  da la habilidad de crear el destino feliz que se anhela aunque el pasado no lo haya sido. Existe un principio universal que enseña que “Las leyes superiores se imponen sobre las inferiores”. Esto significa que en la medida en que mejoramos la vida personal, mejoráramos la vida de todos los que nos rodean. Cambiando nuestros pensamientos y mejorando nuestra propia energía interna es como mejora nuestra vida.
 
Para lograr la manifestación de un deseo es necesario utilizarlas se debe pronunciar con palabras lo que se quiere; se debe visualizar el resultado y finalmente se debe sentir lo que se siente al haber logrado el deseo.
 
Una afirmación es una oración hecha en el tiempo presente y de manera positiva, en la cual se describe aquello que se desea hacer realidad. La afirmación se utiliza para sembrar una idea nueva en nuestra conciencia. El primer paso es poner la idea en palabras y, luego repetirla constantemente hasta familiarizarse con ella. Para que sean realmente efectiva, se debe repetir con entusiasmo y convicción.
 
A diferencia de las afirmaciones, el decreto se hace utilizando una idea que ya está firmemente arraigada en nuestra conciencia; además, tiene una gran carga emocional y un nivel muy alto de fe. El decreto es rotundo y no da lugar a ningún tipo de dudas. Frente a un problema determinado, se puede decretar: “La solución más perfecta y armoniosa para este problema se manifiesta ahora mismo”. Luego se agradece y no se habla más del asunto, tan solo se actúa para mejorarlo. Uno debe confiar plenamente en que el Universo colaborara en la solución más adecuada. Uno sabe que el GADU, como Sabiduría Perfecta, otorga absolutamente todo lo positivo que deseamos y nuestra única tarea es trabajar en esa dirección y aceptarlo.

Si una persona no puede llegar a ver o visualizar aquello que desea, entonces eso nunca se manifestara. Para materializar un deseo, se debe utilizar todo el poder imaginativo a fin de concebirlo en la mente con todos sus detalles. Deben visualizarse la forma, el color, la textura y todos los detalles que hacen a la imagen del deseo realizado. Prolongar la imaginación es un buen ejercicio mental. Imaginar lo máximo que se puede llegar a ser en esta vida. Juega con tu mente, y piensa en
 
 grande. La imaginación por sí sola no produce resultados. A la imagen visualizada se le debe agregar el componente principal, la creencia de que es posible.
 
Ser maestro de uno mismo es lograr un cambio evolucionado de conciencia, que nos permite entender y ser conscientes que la vida no es algo predeterminado de formas rígidas que nos toca enfrentar, sino el resultado de nuestros propios movimientos a partir de nuestras certezas, dudas, miedos, y creencias.
 
Una nueva conciencia que nos lleva a encontrar aquella verdad esencial, la que reside en nuestro corazón. Esta nueva conciencia consiste en tener la valentía de creer en uno mismo antes que en cualquier otra cosa, porque en un corazón empoderado y libre de sesgos limitantes, se puede encontrar el reflejo puro de nuestro Origen. En toda semilla está la promesa de miles de bosques. Pero la semilla no debe ser acaparada, ella debe dar su inteligencia al suelo fértil. A través de su acción de dar, su energía invisible fluye para convertirse en una manifestación material. Por eso el acto de dar debe ser alegre, la actitud mental debe ser tal que se sienta alegría en el acto mismo de dar, porque el trabajo del Maestro es DAR, DAR y DAR.
He dicho.
V:.M:.
Sim. Hipatia

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