sábado, 29 de marzo de 2014



Lo social

Columna de opinión
diario de Ávila 

Por. Pilar Álvarez.
El idioma universal
No recuerdo haber oído hablar a nuestro querido Presidente del Gobierno Adolfo Suárez, recién fallecido en ningún idioma que no fuera el castellano, el ridículo no entraba en su comunicación. Innato en él, su idioma universal era la “sonrisa”, la “mirada de frente”, “el abrazo”… todo ello auténtico y sincero, tal y como lo veíamos, algo que le sirvió muy positivamente de cohesión social. Con ello  provocó por parte de todos, que el consenso político  fuera  más distendido y con menos tensión. Su confianza en lo que creía y deseaba era contagiosa y generaba un clima que le fue abriendo camino a él y  a todos  nosotros, porque también los ciudadanos hemos heredado su “esfuerzo” y sus “cualidades”. Como herramienta de comunicación, una sonrisa es una de las mejores estrategias para liderar, y él, era “líder” desde su adolescencia.
Desde su humildad, reconocía que venía de ser un chusquero político, y que los que formaron su equipo de trabajo, como a él le gustaba decir, gozaban de numerosos méritos personales. Él reconocía que  lo único que sabía hacer, era política, acertado o no, el tiempo le dio la razón, nos dio la razón y no el equivocó. Viajó a diferentes países, con la seguridad propia de su personalidad,  la misma que sentía, por eso hizo suya la frase famosa “puedo prometer y prometo” pero ¿porque  decía y expresaba esta frase? Bajo mi criterio personal, creía en ella porque se entregaba a conciencia, con voluntad de trabajo, sin fingir. Quizás también el mensaje llevara una parte de ambición, pero una ambición sana, la que debe tener el hombre para desarrollarse  socialmente  y  obtener el reconocimiento por su trabajo. Atreviéndose a decir "¡Por fin me nombran Presidente! A pesar de esas frases llego más allá, y obtuvo el cariño social, algo que ha quedado demostrado en estos tres días de luto por su fallecimiento, lágrimas en los ojos de muchos ciudadanos, algo que fue más creído que las palabras que pronunciaron muchos, de los que le pusieron ciertas zancadillas en su andadura política. 
Fue un Presidente que se vistió para los nuevos tiempos, atrajo el voto femenino sin llevar en su discurso ninguna reivindicación para la mujer, pero como en  su proyecto democrático y en su hoja de ruta, estaban impresas las palabras Libertad e Igualdad, las cautivó.
Marcó un estilo político de estética, y un perfil de ética y moral, hombre de compromiso y de responsabilidad, atributos que nos lo  han recordado  los distintos medios de comunicación durante estos últimos días, donde se volvieron  hacer  presentes sus discursos llenos de convicción, sin titubeos, no se  atascaba, porque en ellos estaba esa fuerza de saber llegar a la ciudadanía, no contenían todavía la “demagogia”, esa  “cualidad” llegó un poco más  tarde a la clase política.
Las palabras pronunciadas por su hijo al anunciarnos su fallecimiento, nos revelaron también el  amor que siempre existió en la familia Suarez Illana, la lucha sin drama por la vida.  “Nuestro padre nos ha "regalado" en estos últimos días, mas sonrisas que en los últimos cinco años. Con su muerte  nos hemos enterado de algo más de lo que era, de lo que hizo, de lo que fue”.
Desde esta columna de opinión como ciudadana en el ejercicio de mi propia libertad, felicito a  las Instituciones de Ávila por haber estado a la altura en el entierro del que fue hombre de estado y primer Presidente del Gobierno Español en Democracia. Adolfo Suárez González, descanse en paz y con su labor hecha. 


 

 

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