lunes, 20 de enero de 2014

Columna de Opinión
Diario de Ávila
 Por: Pilar Álvarez
Lo social
 
El paciente su propio medico.
 
El "sistema de adaptación" frente al honorario reducido de la consulta fue el incremento del número de consultas, que redujo drásticamente el tiempo ofrecido a cada paciente

Se cambió calidad por cantidad, la consulta es el eslabón fundamental de la actividad asistencial del médico. Las decisiones que se toman en la consulta marcan, muchas veces, el destino de un paciente. Por otro lado, la inseguridad de que no le haya entendido, lleva muchas veces al paciente, a poner en duda, si va a seguir los pasos, ante el diagnostico dado por el médico, o no,  pues como principio, considera que no le a explicado del todo lo que le pasa, por la rapidez con que el médico ejerce su trabajo, con ello, la duda del paciente aumenta a la hora de seguir todo lo que le expone, y empieza a observar, lo que le pasa, analizando, paso, a paso, sus síntomas,  con el resultado de ponerse el, cómo su propio medico, y con la prevención de analizar, lo que tomara, o no tomara, ante el diagnostico dado, y lo que él siente.

Considera que le falta tiempo al médico para que le escuche atentamente, que no ha podido examinarlo minuciosamente, que le quedan dudas de como debe administras dichos medicamentos, algo que debemos dar gracias a los farmacéuticos, ya que generosamente nos lo vuelven a explicar, “en muchos casos ya no oímos al médico decirnos dentro de ocho o diez días vuelva a decirme como se encuentra” esto ya paso a la historia, como también de que dichas explicaciones nos las faciliten por  escrito.

  ¿Cuánto tiempo suma todos estos requisitos en una consulta?

Médicos y pacientes, nos hemos acostumbrado, a consultas de una brevedad extrema. Esto daña a ambas partes, el médico responsable sabe que está menoscabando su profesión y exponiéndose a cometer errores. El paciente tiene, muchas veces, la certeza de no haber sido correctamente evaluado, ambos en definitiva son víctimas de un perverso sistema que ha reemplazado conceptualmente al binomio médico-paciente por el de prestador-cliente subproducto del gerenciamiento de la salud aplicado a ultranza.

Ubiquemos ahora en este crítico contexto una actividad como la medicina, marcada en múltiples casos por la incertidumbre y los hechos fortuitos. Es lógico deducir que el desgaste laboral del médico desemboque, en muchos casos, en graves consecuencias para su salud física y mental. Y tengamos que oír, no puedo hablar con usted, tengo mucho trabajo, estoy harta, y me encuentro enferma,  si lean dicho, que no cojo para mi consulta más pacientes, por estar saturada,  no voy a cambiar de opinión, y menos, pacientes de sesenta y cinco años en adelante, no puedo más, esto he tenido que oírlo como primera persona, en nuestro Centro Médico Sur, en Ávila, esta misma semana, desorientada busque otro médico que no le importara la edad de sus pacientes, algo insólito en esta autonomía Castilla León que cuentan con el  índice más alto del territorio Español, con  personas de tercera edad.

 Al médico le es muy doloroso admitir abiertamente estas íntimas vivencias vinculadas al ejercicio de su profesión, el índice de insatisfacción profesional entre los médicos ha crecido notoriamente. La objeción de conciencia es un asunto esencial en la práctica de la profesión médica, porque garantiza la libertad del médico para ejercer adecuadamente su profesión, y que supone la defensa de los ciudadanos, sabiendo que su médico le va a tratar adecuadamente y según su conciencia. El médico no es un funcionario normal, por lo que el paciente debe ir con la confianza de que siempre va a hacer lo mejor para él, hay que volver al binomio.

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