jueves, 6 de mayo de 2010

Libertadora del Libertador y tambien mujer...


Manuela Saenz nació en la ciudad de Quito, Ecuador, el 27 de diciembre de 1797.
 
Hija del hidalgo español Simón Sáenz Vergara y de la criolla María Joaquina de Aispuru, quien a causa del futuro nacimiento de Manuela, fue enviada a la hacienda Cataguango, propiedad de los Aispuru, en la que, al parecer, murió el día que nació Manuela o, según otras versiones, solo sobrevivió dos años más, por lo cual la niña fue entregada al convento de las monjas conceptas, en el que pasó sus primeros años.

Luego de haber completado su formación con las conceptas, pasó al monasterio
de Santa Catalina de Siena Quito, para concluir así con la formación que en ese
tiempo se impartía a las señoritas de las más importantes familias de la ciudad.

A los 17 años de edad, huyó del convento, en un episodio del que se sabe pocos detalles y del cual ella no hablaba, pues al parecer fue seducida y luego abandonada por Fausto D"Elhuyar oficial del Ejercito Real.

En diciembre de 1816, Manuela conoció en Quito a James Thorne, acaudalado médico inglés 26 años mayor que ella, y Simón Sáenz, por razones de conveniencia, pactó su boda para julio de 1817, logrando incluirse en los círculos aristocráticos del Perú donde conoció a Roza Campusano, quien la insertó en las actividades políticas durante una época donde reinaba el descontento contra las autoridades españolas.

Esto impulsó a Manuela para brindar su apoyo la causa de Bolívar por liberar la Nueva Granada y de San Martín por independizar el Perú y entre sus primeras
acciones estuvo el contribuir al cambio hacia las filas patriotas del batallón realista "Numancia", del cual formaba parte su hermano José María.

Encuentro eterno

Durante la entrada triunfal de Simón Bolívar a Quito, el 16 de junio de 1822, Manuela Sáenz de Thorne lo ve por primera vez, en un evento narrado por ella en
su diario de Quito: "Cuando se acercaba al paso de nuestro balcón, tome la corona
de rosas y ramitas de laureles y la arrojé para que cayera al frente del caballo
de S.E.; pero con tal suerte que fue a parar con toda la fuerza de la caída, a la casaca, justo en el pecho de S.E. Me ruboricé de la vergüenza, pues El Libertador alzó su mirada y me descubrió aún con los brazos estirados en tal acto; pero S.E.
se sonrió y me hizo un saludo con el sombrero pavonado que traía a la mano.

Al año siguiente al que se conocieron (1823), Manuelita acompañó a Bolívar hasta Perú y estuvo a su lado durante buena parte de las campañas, participando en ellas activamente, hasta culminar la gesta libertadora cuando se radicaron en la ciudad
de Santa Fé de Bogotá. Durante su estancia en esa ciudad, el 25 de septiembre de
1828, Bolívar fue objeto de una intentona de asesinato, frustrado gracias a la valiente intervención de Manuelita.

El padre de la Patria se instala en Santa Marta por lo que Manuela al saber su grave estado de salud decide emprender a inicios de diciembre de 1830, su viaje hacia la ciudad donde aguardaba el Libertador, pero su recorrido es interrumpido por una carta de Louis Perú de Lacroix, quien le informó la muerte de Bolívar el 17 de diciembre de ese mismo año.

Muerte y destierro

A la muerte de Bolívar cambia radicalmente la situación política, económica y
social de Manuela quien queda desamparada en Bogotá y a merced de sus enemigos donde es despojada de su grado militar y, sin renta correspondiente, expulsada de Colombia.

Se traslada a Jamaica llegando a tal situación de pobreza que se ve obligada a realizar menesteres humildes para ganarse el sustento tales como envolver cigarrillos. Seguidamente emprende viaje al Ecuador para arreglar su situación económica con el cobro de deudas pendientes y hacerse cargo de la hacienda Catahuango, donde no llega porque es detenida en Guaranda por las autoridades y trasladada inmediatamente a Guayaquil para su destierro a Paita, Perú.ç

Al llegar a Paita, Manuela es recibida por los habitantes con cariño y afecto, quienes organizan en su honor varios festejos populares además de la entrega de
un pergamino conmemorativo firmado por los principales de este puerto.

A pesar de su situación política, la coronela no se desvincula de los sucesos de su tierra natal. Constantemente escribe al general Juan José Flores dando cuenta de las actividades de sus enemigos en el sur del Ecuador ya que Paita fue el refugio de opositores políticos de los regímenes de turno y de desterrados del Ecuador.

En largos momentos de reflexión Manuela rememora su vida a través de los diarios, cuyas páginas son de profundo contenido filosófico, recordándose unas veces con tristeza y otras con burla, de ciertas situaciones y de sí misma.

Queda encendido su amor y veneración para Bolívar señor mío este Simón para robar mis pensamientos, mis deseos, mis pasiones. Lo amé en vida con locura, ahora que está muerto lo respeto y lo venero por siempre.

Muere el 23 de noviembre de 1856 su cadáver fue incinerado y, en agosto de 1988
fue localizado el lugar donde se encontraban los restos de Manuela Sáenz en el cementerio de aquella población. La identificación fue posible gracias a que se encontró la réplica de la cruz que siempre portaba la cual la identificaba como la compañera del Libertador.

El 22 de mayo de 2007 en el marco de la conmemoración de la Batalla de Pichincha el presidente de Ecuador, Rafael Correa, le concedió a Saenz el grado de Generala de Honor de la República de Ecuador.

Este 23 de noviembre se conmemoran 153 años de la muerte de esta gran luchadora por la unidad de los pueblos latinoamericanos y fiel protectora del Libertador, Simón Bolívar, quien en sus interminables delirios antes de la muerte, la sostuvo en su memoria como la amorosa e indómita luchadora coronela Manuel Saenz, la Libertadora del Libertador.
 
Publicado: por Haia

1 comentario:

Rafael Garbero dijo...

Me gustó este blog, gracias por hacernos conocer a estas personalidades mágicas!