Autoridad
o Auctoritas
Diario de Ávila: por Pilar Álvarez A.
Un sistema de autoridad es condición
necesaria para el desarrollo histórico social del hacer práctico. La autoridad
desempeña un importante papel en la edificación
social, que ayuda a las amplias masas activamente a la obra en común. Sin embargo el abuso del ejercicio de
autoridad, puede llevar a la ciudadanía a perder la fe en ella. Y en
consecuencia en el descontento general de las personas en el sistema -o- organización.
En virtud de determinadas acciones sin mérito alguno. Según sea la esfera de
influencia, se distingue una autoridad política, moral, científica etc. Hay que
hacer hincapié en la diferencia que existe entre la autoridad de los dirigentes,
y el culto a la personalidad, o a la ciega subordinación que se convierte en culto a la personalidad. Para
conservar la autoridad, es necesario tener en cuenta la opinión pública, no
alejarse de las masas, basarse en la experiencia de éstas. La crítica y la autocrítica son la condición que evita la transformación de la
autoridad en culto a la personalidad.
La autoridad formal, proviene del poder. El poder
surge del reconocimiento colectivo de nuestros actos, y la lealtad se consolida progresivamente ante la consistencia.
Y la autoridad moral, de la lealtad de los demás hacia su líder, inspirada por
su integridad y congruencia. Hay distintas formas de adquirir el poder, y
muchas de ellas no son honestas. Pero sin duda al que tiene el poder, su gente
tiene la obligación de obedecerlo. Sin embargo al que tiene la lealtad de su gente, se le obedece voluntariamente
y sin dudar, claro que esto último redunda también en poder, pero en el
proveniente de la influencia, no en el de la imposición.
Pero hablemos de la expresión Auctoritas, esta
aparece en Roma unificada a la función tutelar, así, el tutor poseía la auctoritas, que permitía sumar la
voluntad del pupilo completando de tal modo su capacidad. En Derecho romano
se entiende por auctoritas una
cierta legitimación socialmente reconocida, que procede de un saber
y que se otorga a una serie de ciudadanos.
Ostenta la auctoritas aquella personalidad o institución,
que tiene capacidad moral para
emitir una opinión cualificada sobre una decisión. Si bien dicha decisión no es
vinculante legalmente, ni puede ser impuesta, tiene un valor de índole “moral muy fuerte”. La fuente de auctoritas
fue principalmente el Senado romano
allí denominada como Auctoritas Patrum ejerciéndo sobre deliberaciones y
decisiones
comiciales, sin la cual éstas no alcanzaban un valor legal. En tal sentido, la
ley Publialia Plutoms (339 a. C.) transformó en previo el requisito
de la Auctorictas. En tales casos,
el Senado consideraba la propuesta del Magistrado antes que los Comicios. También
tenían la Auctoritas personalidades que no ocupaban cargos de magistratura,
como también potestas. Pero
durante el Bajo
Imperio
la auctoritas derivaba directamente del propio Emperador.En definitiva, la
Auctoritas Patrum, políticamente, se tradujo en el poder del Senado para
controlar el adecuado equilibrio de las decisiones de los Comicios.
Sacar a relucir como brillantemente el
Senado Romano ejercía sus funciones nos tiene que hacer reflexionar mucho,
¿Cómo trabaja nuestro Senado en este siglo XXI? ¿Y nuestros Senadores, merecen
el titulo noble, y de moral que significa la expresión Auctoritas? ¿Sin embargo
ejerce el poder? Esta enorme contradicción, no ocurre solamente en el
ámbito político, sino que también sucede en toda organización institucional
social, tanto oficial como privada, que existe no sólo en nuestro país sino en el mundo. El problema crucial se
centra en la pérdida de los valores morales, y el avance de una visión del
mundo regido por valores relativos.
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