viernes, 4 de noviembre de 2016


Diario de Ávila

Por: Pilar Álvarez A.

Lo social

Primera periodista española…

Nació el 16 de septiembre de 1851 en La Coruña. Una mujer de personalidad arrolladora, de un talento sin igual para la literatura, de una sensibilidad fuera de toda duda y de una valentía no comparable con ninguna mujer de su época. Algunos expertos la han definido como “un terremoto en plena restauración” o como “una perpetua novedad”. Lo cierto es que Emilia Pardo Bazán no dejó a nadie indiferente mientras vivió, rompió con todos los tópicos existentes sobre la figura de la mujer, y se consagró como una gran novelista. Pero ahí no acaba la cosa, fue la primera gran periodista española, la primera corresponsal en el extranjero, y la primera que fundó y dirigió una revista, como también enfrentarse en aquella época, ser la  amante de Benito Pérez Galdós, su oficio, escritora, su vida, un ejercicio de pura libertad.

 A los 17 años se casó con José Quiroga, con quien tuvo tres hijos, en 1867 se establecieron en Madrid, su matrimonio se acabó a los pocos años, aunque de forma amistosa y discreta, ella siguió viajando frecuentemente a Galicia. A lo largo de toda su vida defendió los derechos de la mujer fundando incluso la biblioteca de la mujer, autora de artículos feministas que reunió en “La España Moderna en la Mujer Española”, quizá el libro más importante y menos conocido del feminismo español, la condesa de Pardo Bazán es la mejor novelista española del siglo XIX, sólo superada por dos monstruos de la novela, Leopoldo Alas, Clarín, y Benito Pérez Galdós. A ello contribuyó el hogar que la vio nacer, una familia acomodada que disponía de una gran biblioteca. Se ha dicho que doña Emilia pasó su infancia entre libros, y que desde muy pronto unió a su enorme voracidad lectora las ganas de difundir sus propios escritos. Escribió de todo, novelas, ensayos, reportajes, artículos, cuentos... Se dio a conocer con tan sólo 25 años, cuando publicó el ensayo Teatro del Padre Feijóo. Desde ese momento su figura levantó pasiones, envidias y habladurías. Fue la gran defensora de la literatura rusa en nuestro país, y en todo momento defendió los derechos de las mujeres y la igualdad entre los sexos, una lucha que sufrió en sus propias carnes.

Su obra más conocida es Los Pazos de Ulloa, de 1886, en la que se adentra en la vida de una oligarquía que ha perdido su relevancia social. Este estudio de la clase dominante lo continuó en La Madre Naturaleza, obra de 1887. Cuando llegó la novela rusa a nuestro país, ella impartió tres célebres conferencias, que luego se editarían en un libro. A esas conferencias asistió en primera fila el que luego sería su amante, Benito Pérez Galdós, la relación que la autora coruñesa mantuvo con el creador de los Episodios Nacionales suscitó las lógicas envidias, Galdós tenía 10 años más que ella. Se dice que nunca fue guapa, sin embargo, lo suplía con su encanto personal en el coloquio íntimo, con una gracia impensable en una Condesa Gallega de su edad.

 Estuvo a punto de ser la presidenta del Ateneo de Madrid, y debió haber sido la primera mujer en ingresar en la Real Academia de la Lengua, aunque el machismo imperante por aquel entonces se lo impidió. Lo que no le arrebataron fue la cátedra de Literaturas Neolatinas, título más que merecido al leer las palabras que Leopoldo Alas, Clarín, dedicó a la escritora “Es Pardo Bazán uno de los españoles que más saben y mejor entienden lo que ven, piensan y sienten. Tratar con ella es siempre aprender mucho”. Tras una vida entregada al periodismo y la literatura, murió el 12 de mayo de 1921 en Madrid.

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